Durante la cumbre del G‑7 en Canadá, el expresidente Donald Trump declinó respaldar la declaración conjunta para una desescalada en Oriente Próximo. En su lugar, elogió los bombardeos israelíes y exigió que Irán detenga de inmediato su programa nuclear.
El resto de los líderes europeos —incluyendo la UE— instó a firmar un texto que reconoce el derecho de Israel a defenderse, pide evitar la expansión nuclear iraní y promueve negociaciones. Trump se mostró escéptico y mencionó que excluir a Rusia del G‑8 en 2014 fue un error.
Su postura complica la unidad del G‑7 y revela divergencias profundas sobre cómo abordar Oriente Medio. Algunos analistas temen que esta fractura debilite la capacidad de Occidente para influir en una solución diplomática.