En julio de 2024, Chiapas vivió una de las peores crisis humanitarias en años recientes debido al aumento de la violencia generada por enfrentamientos entre grupos criminales. Esto obligó a cientos de familias mexicanas a huir hacia Guatemala, buscando refugio seguro en comunidades del vecino país centroamericano.
El éxodo masivo ocurrió principalmente desde municipios como Frontera Comalapa y Motozintla, regiones que durante meses estuvieron bajo constante fuego cruzado entre el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Familias enteras, incluyendo niños y ancianos, recorrieron caminos rurales y montañosos para cruzar la frontera hacia Guatemala, donde fueron recibidos en albergues improvisados.
Autoridades locales guatemaltecas y organizaciones internacionales instalaron refugios temporales en escuelas y centros comunitarios. Las imágenes de familias desplazadas, durmiendo en el suelo y recibiendo alimentos básicos, recorrieron el mundo mostrando una crisis humanitaria generada por la violencia del narcotráfico y la falta de seguridad en Chiapas.
La respuesta del gobierno mexicano fue criticada por su lentitud y aparente inacción, mientras Guatemala pedía ayuda internacional para atender a los refugiados mexicanos. La crisis destacó la urgencia de abordar el problema del crimen organizado con un enfoque integral, más allá del aspecto militar y de seguridad pública.
Fuente: El País México